El verdadero orden de esta frase debería ser: Coaching, inteligencia emocional y dinero. Vamos a explicar el porqué.
La preparación mental de un inversor es tanto o más importante que sus conocimientos técnicos y experiencia en los mercados. Cuando lo que hay en juego es dinero real las emociones afloran de una forma excepcional. A través de la inteligencia emocional podemos manejar y controlar dichas emociones. El papel de un coach en este proceso de entrenamiento es decisivo.
La ira, el dolor y la culpa cuando la pérdida se materializa no es solamente una parte. No es necesario ni sufrir una pérdida para que las emociones que nos pueden nublar nuestra capacidad de tomar buenas decisiones salgan a la luz.
¿Quién no ha comenzado a analizar el mercado con prisa, como si estuviese a punto de perder el autobús?
¿Quién no ha sentido cómo las dudas se apoderaban de su mente una vez abierta una operación y la ha cerrado sin dejar correr las ganancias suficientes?
Estos errores son fruto de las emociones. Es una reacción lógica y humana debido a que lo que está en juego es nuestro dinero.
El dinero produce esta reacción, perderlo genera dolor, aunque por otro lado queremos ganarlo a toda costa. El problema es que incluso antes de perderlo nos produce una presión que hay que aprender a gestionar. Esa presión nos hace perder más dinero por impedirnos decidir adecuadamente. Puede parecer una paradoja, pero es así; el mismo miedo a perder nos hace perder.
Warren Buffett, uno de los mejores inversores de todos los tiempos afirmó:
“Para ser un buen inversor necesitas tener una mente estructurada y un buen control emocional”.
No le falta razón. Observaremos esta frase con detenimiento. Para ser un inversor de éxito se requieren cuatro pilares que sustentan nuestra operativa, como si se tratasen de las patas que sujetan nuestra “mesa de operaciones”; o las columnas de un templo. Veámoslos.
Los cuatro pilares del trading
Seguro que muchos de vosotros habéis oído hablar de este concepto de “los pilares del trading”. En cualquier caso no está mal repasarlos y reflexionar un poco sobre ellos.
Conocimientos técnicos
Sin duda necesarios para determinar los posibles movimientos del precio. Suelen ser la parte más agradable del trading. Es por ello por lo que los inversores les otorgan una mayor importancia, obviando (o dedicando un tiempo y preparación insuficiente) a los demás aspectos. Una prueba más de cómo nuestra propia mente nos puede jugar malas pasadas. Tendemos a darle más importancia porque resulta más entretenido.
Es más divertido pintar en un gráfico que realizar estadísticas para observar nuestra manera de operar. Pero en realidad el análisis sólo es una pieza más del puzzle. No es el factor definitivo que marca nuestro éxito.
Gestión del riesgo
Para gestionar el riesgo y el capital de una manera eficaz no únicamente es necesario el saber calcular las fórmulas que nos indican cuanto capital podemos arriesgar y cuantos contratos, lotes, acciones o cantidad del activo que sea debemos negociar. Además debemos tener disciplina a la hora de ejecutar lo que la teoría nos estipula. Entrar y salir del mercado cuando las condiciones así lo dispongan (sobre todo respetar los stops) y sobre todo, no dejarnos llevar por el miedo o la codicia.
Trataremos más adelante el miedo y la codicia, debido a que son dos enemigos muy comunes, astutos y de los que debemos guardarnos bien. En principio, basta con decir una vez más que para poder gestionar el riesgo y construir la segunda columna de nuestro templo necesitamos una característica primordial: La autodisciplina.
Observemos cómo la inteligencia emocional y el control mental están tomando relevancia en la construcción de nuestro templo o nuestra “mesa de operaciones”. A pesar de que, como veremos a continuación, es un propio pilar en sí también impregna a todos los demás.
Psicología
Ahora entramos de lleno en el tema que hoy nos ocupa. La psicología del inversor, el control emocional o también llamado inteligencia emocional.
Las emociones están presentes en todos los aspectos de nuestra vida. La forma de manejarlas marcará nuestras decisiones. Nuestra realidad actual es el resultado de tales decisiones en el pasado. Esto significa que las decisiones de hoy serán la realidad que nos encontraremos en el futuro.
La inteligencia emocional no es ni más ni menos que el saber identificar, entender y manejar las emociones de un modo correcto, con fines de tomar las decisiones adecuadas. Esto facilitará enormemente el desarrollo de nuestras metas, sean cuales sean.
Hemos dicho al principio que cuando hay dinero de por medio las emociones se intensifican, de ahí radica la importancia de saber gestionarlas con maestría. Al igual que gestionamos el capital, el riesgo y todos los demás aspectos de nuestro trading.
Esto es precisamente a lo que el maestro Buffett se refiere cuando afirma la necesidad de tener una mente estructurada y poder controlar las emociones para desarrollar una operativa de éxito.
Sin duda, este factor marca la diferencia entre un inversor profesional y un aspirante. Al igual que es la inteligencia emocional lo que marca la diferencia entre un deportista de alta competición y un amateur. Por ello los deportistas también siguen un programa de entrenamiento mental. Dicho entrenamiento no dista mucho del que se podría aplicar al trading.
Aspectos tales como motivación, autodisciplina, concentración, enfoque, autodominio, prevenir situaciones de pánico, relajación, control de la distracción, control de la ira, control del ego y confianza son, entre otras, características que todo trader que se precie debe tener (o trabajar por adquirirlas).
¿Cómo se pueden conseguir tales condiciones? Como todo en esta vida con esfuerzo, compromiso y entrenamiento. No hay otro camino, tampoco hay atajo posible.
La disciplina es fundamental para diseñar y seguir un plan de trading que nos libere de la indecisión, la improvisación y, en última instancia, paralización por pánico. La disciplina a su vez se alimenta de la motivación y ésta del compromiso.
La inteligencia emocional debe guiar nuestro plan de trading. El plan de trading define nuestra gestión, nuestra filosofía de análisis y demás elementos de nuestra “mesa de operaciones”. Por lo tanto, la columna base está en nuestra mente.
Administración, logística, mantenimiento
El cuarto pilar de nuestro templo es lo que no se ve, pero no deja de ser importante. Se trata de las labores más desagradables, pero necesarias.
Hablamos de tareas tales como el mantenimiento de un diario de trading o un registro de las operaciones. Realizar el oportuno seguimiento de nuestra operativa, contabilizar, llevar un orden en nuestra oficina, mantenimiento de los equipos informáticos, negociar nuestras condiciones con un bróker, fiscalidad, etcétera.
En definitiva, todo el trabajo auxiliar que suele dejarse para última hora y que también es necesario. Como dice aquel refrán:
“Por un clavo se pierde una herradura; por una herradura, un caballo; por un caballo, un caballero; por un caballero, una batalla; y por una batalla, se perdió el reino».
Lo que nos quiere decir este refrán es que debemos dar importancia a los pequeños aspectos. Aunque parezcan insignificantes. No debemos descuidar ninguno de los componentes de nuestro trabajo. Todas las tareas auxiliares de administración, logística y mantenimiento deben ser atendidas.
Pero siempre volvemos a lo que hemos estado diciendo a lo largo de todas estas líneas, es necesario tener una férrea disciplina, motivación, enfoque y compromiso para llevarlas a cabo con diligencia y orden.
No olvidemos que la organización física y temporal nace de una buena organización mental. Una mente estructurada se traduce en un trading bien planificado, con todas sus tareas auxiliares necesarias.
El miedo, la codicia y la inteligencia emocional
Me gustaría hacer un inciso sobre estos dos sentimientos, puesto que son los que mueven los mercados financieros.
Pensemos en cualquier mercado, el que se prefiera, pero reflexionemos. En realidad en unas pocas horas de negociación, en un día o incluso una semana dicho mercado rara vez cambia significativamente sus características fundamentales. ¿Por qué entonces su precio puede llegar en ocasiones oscilar tanto? En realidad si tiene los mismos (o casi) fundamentales y no hay noticias que alteren la valoración de dicho activo, no tendría por qué fluctuar tanto.
Si una acción nos ofrece unos dividendos determinados y estos no se ven alterados en un año, ¿por qué esta acción es capaz de revalorizarse un 20% o más? ¿Por qué puede llegar a fluctuar un 1% en una jornada de contratación si no ha cambiado nada?
Esto es debido a que los mercados se mueven por sentimientos, no por razones objetivas. Los mismos sentimientos que hemos mencionado y se magnifican cuando hay dinero de por medio. Pero esta vez se trata de un sentimiento colectivo, es una masa la que sufre ese sentimiento. En un gráfico, aplicando el análisis técnico, tan sólo intentamos ver los sentimientos de esta masa.
El miedo y la codicia son los dos sentimientos más determinantes, son los más básicos. En una masa estos dos sentimientos son llevados al extremo. Son estos dos enemigos los que crean los cracs y las burbujas.
Un gráfico se forma como consecuencia de las acciones de compradores y vendedores. Sin embargo, detrás de cada decisión de compra o de venta se esconde un sentimiento. Los sentimientos son los verdaderos catalizadores. En realidad un mercado financiero es un tira y afloja entre el miedo y la codicia en todas sus formas.
Con esto se pretende expresar dos cuestiones:
- Al ser un sentimiento de la masa tienen un potencial riesgo de contagio. Los sentimientos en una masa son peligrosos, la sugestión y el contagio están al acecho. Por ejemplo: ¿Quién tiene la sangre fría de vender, a pesar de que su análisis le indica venta en corto, cuando en el mercado reina el optimismo? El optimismo se contagia, en realidad dicho optimismo solo es una forma velada de codicia. Un rally suele terminar cuando mejores noticias hay.
- Al sufrir una masa miedo o codicia es sinónimo que muchos inversores a la vez los están sufriendo. Si pueden sufrirlos otros (quizá mejor preparados), nosotros no estamos ni mucho menos libres. Por consiguiente hay que estar alerta en todo momento y trabajar nuestra mente para saber eliminarlos de raíz en mismo instante en el que asomen (o por lo menos gestionarlos). Pero primero debemos saber detectarlos.
¿Qué cómo actúa el miedo? Las preguntas de ejemplo que hemos mencionado al principio de este texto son un buen ejemplo del poder que el miedo ejerce sobre nuestras mentes.
Concretamente cuando analizamos los mercados con prisa. Una cosa es analizar con calma y objetivamente, otra muy distinta el entrar al mercado a matar. En este caso es el miedo a que se nos escape una operación lo que nos induce a este error. No podemos correr tras el mercado.
El miedo es el que nos crea ansiedad; esa ansiedad que nos aborda cuando nos enfrentamos al mercado. La ansiedad, al mismo tiempo, crea presión; y la presión merma nuestras capacidades objetivas de pensamiento. De esta forma dudamos, cambiamos el marco temporal en nuestro gráfico, cerramos la operación porque nos aborda la inseguridad. Al final todo se salda con una pérdida.
¿Cómo actúa la codicia? La codicia es engañosa, puede venir disfrazada de cualquier forma. Un simple exceso de confianza que nos hace arriesgar más de lo que tenemos marcado en nuestro plan de trading porque “estamos seguros de que esta vez el análisis es correcto, podemos recuperar la pérdida que hemos sufrido esta mañana”. Estas cosas no acaban bien.
Ahora viene la peor parte, el dolor tras un error que se transforma en una pérdida. La culpa, los remordimientos, más presión, más ansiedad, más inseguridad y más prisa por recuperar. Debemos escapar de esta espiral psicológica.
Para no dejarnos llevar por los sentimientos de la masa; en concreto por el poderoso miedo y la traicionera codicia, debemos poner a trabajar nuestra inteligencia emocional. A continuación vamos a ver el mejor modo de hacerlo.
El coaching, nuestro plan de entrenamiento
Todo lo aquí manifestado es simplemente una evidencia de que en realidad un 85% del trading es psicología. Esto ya lo han asegurado traders de alto nivel como puede ser José Luis Cárpatos. Sin olvidarnos de Warren Buffett, cuya aseveración estamos examinando en detalle.
No es sencillo trabajar para adquirir la mentalidad adecuada. Esta quizá sea la mala noticia. Hay que superar muchos obstáculos.
La buena noticia es que todo está en nosotros mismos. El pilar básico está en nuestra mente y es posible a través de entrenamiento. Con los ejercicios de un programa de entrenamiento se experimenta un proceso de aprendizaje, de cambio y de crecimiento.
Un coach es una persona que durante este proceso nos acompaña, cuenta con experiencia para el diseño de un programa de entrenamiento a nuestra medida y nos propone los ejercicios. No es un simple consejero; es un mentor, un impulsor que nos ayuda a tomar decisiones y llevarlas a cabo del mejor modo.
El principal problema que existe a la hora de trabajar los aspectos de inteligencia emocional es que nosotros vivimos dentro de nosotros mismos. No es posible alejarnos y ver la situación de una perspectiva diferente, para ello se requiere mucho entrenamiento y práctica. Encontrar objetividad es una tarea muy dificultosa. Un tercero, que toma distancia y perspectiva, realiza este trabajo con más eficacia.
Ser honesto con uno mismo y adquirir compromiso es el primer peldaño de la escalera. Esta barrera puede ser fácilmente superada si contamos con el apoyo de un coach. Nos hará más fácil el comienzo y detectará nuestros errores por nuestros actos, no por nuestras palabras.
Después viene el segundo de los problemas, definir objetivos. ¿Cuál es el primer factor que debemos trabajar? La mayoría de las veces nos cuesta entender nuestras propias emociones. Hay situaciones en que incluso los sentimientos nos abruman.
El ego nos impide ver nuestras carencias y saber con exactitud qué debemos cambiar o mejorar. Un experto en inteligencia emocional sabe detectarlas, puede decirnos qué objetivos debemos cumplir en primer lugar para desarrollarnos y a su misma vez potenciar nuestras fortalezas. Nos enseñará a detectar los sentimientos por nosotros mismos, para inmediatamente erradicar y gestionar aquellos que nos dañan.
Para concluir, un coach nos ofrece un programa sistemático, ordenado y progresivo. Al igual que en la preparación física, si no realizamos un programa de entrenamiento definido y adaptado a nuestras condiciones, corremos el riesgo de lesionarnos o bien no avanzar. Quedarse estancado en el proceso es más común de lo que pueda llegarse a imaginar si se actúa en solitario.
Tratamos de adquirir inteligencia emocional y no es una tarea que se consiga con una conferencia de fin de semana. Es un proceso en el cual debemos poner de nuestra parte. Un coach no solamente diseña el plan de entrenamiento mental y supervisa su cumplimiento; también nos animará para seguir el programa sin dejarnos caer en la desmotivación.
Si por ejemplo se decide que el primer punto a tratar es la autodisciplina, comenzaremos un plan de ejercicios para detectar, reflexionar y actuar en el momento oportuno. De esta forma iremos adquiriendo las herramientas y los hábitos que nos permitan adquirir esta cualidad. Hasta que llegue el momento en que nosotros mismos sabremos gestionarla. El coach nos acompañará en el proceso de aprendizaje y nos animará a seguir adelante.
La inteligencia emocional es importante en muchos aspectos para el crecimiento y desarrollo como persona. Ahora bien, nosotros somos traders, manejamos dinero y riesgo a diario. El dinero intensifica las emociones, las emociones se controlan con inteligencia emocional y la inteligencia emocional se puede adquirir gracias a un programa de coaching.
Dinero, inteligencia emocional y coaching es el título de este artículo. Un programa de coaching nos hace adquirir la inteligencia emocional necesaria para trabajar con dinero a través de inversiones en los mercados financieros.
Coaching, inteligencia emocional y dinero sería el orden correcto porque el coaching es el que nos ayuda a construir los cimientos, los pilares de nuestra “mesa de operaciones”.